Quiero hacerme una tumba-museo:
Claudio Bravo
 
Asegura que para que un artista tenga éxito sólo
necesita pasión.
Milenio Online, por María Elena Meza, 27 de Noviembre de 2010
 
 
Hay gente que nace con el mal de piedra, como dicen, "yo nací con mal de piedra". Así se expresa Claudio Bravo, al hablar de su afición por construir casas.

"Me hago casas ideales, me sueño casas y las hago", dice el pintor nacido en 1936 en Valparaíso, Chile, pero llevado por los senderos del arte hasta Tánger, en Marruecos, donde vive desde 1972.

Ahí, el artista vive en una mansión excepcional, ubicada en una colina. Cada habitación tiene su sello personal.

La pasión por la pintura parece ser el motor del éxito de Bravo. Aunque precisa que nunca ha buscado el éxito, su vida está rodeada de buenaventura. "Nunca he querido tener éxito, he tenido ganas de ser un pintor con éxito", comenta el artista, "el éxito es una cosa que llega sola, lo único que hay que tener es pasión por pintar bien".

Claudio Bravo se inició pintando desde joven, cuando era muy pequeño. Hacía dibujos con un clavo en una mesa de madera roja que su familia tenía en la cocina, en su casa de campo de Valparaíso.

Dice que "no tiene tiempo para la neurosis, la neurosis es para los flojos". Duerme bien, come bien y está lleno de cosas. Es un hombre excepcional, inspira respeto, quietud, admiración.

Nos llevó por cada rincón de su residencia, un Edén en medio de las tierras áridas de Marruecos, al lado de pequeñas casas artesanales hechas de adobe.

El amor del árabe, gente buena, trabajadora, hombres y mujeres del campo son su inspiración.

Su casa guarda su sello personal en cada habitación.

Pinta a los animales porque son una excitación cada vez que se acerca a ellos y así lo demuestra su colección de caballos pura sangre.

Es Claudio Bravo, el pintor que vive con pasión, entregándolo todo. Pinta de ocho a nueve horas diarias, porque si no lo hace, se deprime.

Cuenta que a principios de año resintió un quebranto en su salud y lo tuvieron que operar. "Tenía ocho huesos de la columna partidos. Me arrastraba como un viejito", dice. Ahora luce espléndido.

Mandó construir una escuela, muy bien hecha, con la mano de un pintor, y la donó para el pueblo donde vive, y ahora construye un hospital para donarlo a su gente, en Taroudant, Marruecos.

Su obra está en las colecciones de los museos más importantes del mundo, entre ellos el Museo del Prado, al que donó 19 esculturas.

También en el Museo de Arte de Ponce de Puerto Rico, en el Museo Metropolitano de Arte y el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en el Museo Rufino Tamayo de la Ciudad de México o en el Museo Ludwig, de Colonia, Alemania, entre otros. Como lo han hecho otros artistas de talla internacional, los españoles Salvador Dalí y Pablo Picasso, Bravo tiene la idea de construir un museo monumental para que lo entierren ahí.

"Ahora me quiero hacer una tumba-museo. Que me entierren en un museo", expresó. Soberbio, impecable, amo y señor de sus dominios, ése es Claudio Bravo. Es el hombre que presume su riqueza, se sabe distinguido, privilegiado.

Ma.Elena: He visto que le gusta pintar animales, qué le inspira o por qué?
Claudio Bravo: Tengo una cosa muy rara con los animales, los animales me quieren.
Entonces cuando me acerco los animales como que se sobreexcitan conmigo, es una cosa muy especial, tengo un muy buen entendimiento con ellos y los adoro, entonces, como tengo animales muy bonitos, los pinto, es muy fácil.

Ma.Elena: Alguna preferencia?
Claudio: Un potro, es de mis favoritos.

Ma.Elena: Cómo es que ha logrado sobrevivir en un mundo tan difícil, pero en un oasis?
Claudio: Cuando te adaptas a los árabes es un mundo diferente del que conocemos pero tienen muchos puntos en común; la gente del campo, son gente muy sencilla, son gente muy buena, gente muy cariñosa, yo he llegado aquí, tengo 35 años viviendo en Marruecos.

Ma.Elena: Qué lo trajo acá?
Claudio: Hacía muchos retratos en España, no me dejaban vivir todas las señoras pidiendo retratos y no podía más de hacer retratos y me escapé y lo más cerca era, me fui a Tánger, y ahí me olvide del retrato, y entonces comencé a pintar para mis exposiciones y me olvidé un poco de Europa y me acostumbré enseguida a Marruecos, porque es una vida muy fácil, puedes tener muchos servicios, además de servicios te quieren, en España todos te odian, aquí te quieren, eres como el padre de familia para ellos, esa gente muy cariñosa y te respetan mucho y te adaptas.

Ma.Elena: Monterrey conoce, que parte de Monterrey y cuando fue la última vez que la visitó?
Claudio: Para la exposición de Marco en el 2007 y no he vuelto a estar en México, ha pero les mandé un regalo: 15 litografías de animales, de todos los animales de la finca.

Ma.Elena: Qué animales?
Claudio: burros, vacas, caballos, patos, gansos, gallinas, corderos... Ma.Elena: Qué es lo que lo inspira para pintar? Claudio: Cómo no me va a inspirar un país tan rico en temas y de colores...un día lo dije, los países que son más coloristas son: México, la India y Marruecos, ahora el más colorista de todos La India... y México también, porque te vas a una calle de mercado en México y eso es una explosión de colores.

Ma.Elena: Ud. no profesa la religión musulmana, Ud. es católico?
Claudio: Los que nacen en una religión no la cambia nunca más, no sé si por pereza, tengo mucha simpatía con los musulmanes, pero también tengo mucha simpatía por los budistas pero el que es católico, terminas católico desde siempre, es una cosa que te enseñan desde chiquitito, te lo meten en la cabeza y es muy difícil cambiar de religión, es casi imposible....aquí tú ves que la gente religiosa es súper religiosa, mira que tragarse un Ramadán entero sin comer, durante todo el día sin beber, sin fumar.